Por favor no se pierdan el fantástico artículo de  «Mi cuñado quería ser fotógrafo» de blog Cienojetes, que es todo un descubrimiento por su aire irreverente en el me-tomo-demasiado-en-serio mundo de la fotografía.

 

Cuñao, le dije yo, en esto de la fotografía hay un camino que se bifurca y que nunca más vuelve a unirse. La primera decisión no es sobre la cámara que quieres comprarte, sino en cuál de los dos universos quieres habitar, puesto que son paralelos y nunca se tocan.

Hay un universo, al que podemos llamar universo pirotécnico, en el que habitan todos los amantes de la técnica fotográfica y de la tecnología. Aman a sus cámaras, sus objetivos, sus flashes, sus accesorios y sus foros de Internet por encima de todas las cosas […]

Y luego la fotos hay que subirlas corriendo al Flickr o al 500px, para que todo el mundo pueda decirte que eres la releche. Hay que reconocer que se apoyan mucho entre sí, casi cualquier foto que eches te dirán que es “genial”, “estupenda”, “bonitos colores”, “fenomenal blanco y negro” y te lloverán los favoritos. Verás que todas sus fotos se parecen mucho entre sí, pero eso es una ventaja, así no tienes que ir mirándolas todas: vista una, vistas mil.

[…] Ojo, que por otro lado puedes optar por el universo trascendental, la creación en su máxima expresión, una forma de relatar mediante imágenes que sólo puede salir de lo más profundo de tu cerebro creativo, que se escapa a las reflexiones de la razón. Los habitantes de este universo nunca hablan de la técnica, es un tema completamente tabú, ni se te ocurra preguntar cómo hicieron una foto, qué objetivo usaron o si le han aplicado posprocesado, porque te mirarán con los ojos inyectados en sangre.

Seguro que conoces habitantes de uno y otro universo. Yo casi que me incluyo en el trascendental. La coartada intelectual siempre es más difícil de desmontar que la puramente técnica :D