Puertas que abrir

Gádor, 10 de abril de 2016
Fujifilm X100S ⥋ F8 – 1/420 s – ISO 200
Foto semanal: 28 de 52

Hace unas semanas estuve de viaje en Riga. En esta entrada no hablaré de la ciudad ni de la experiencia del viaje. Solo voy a contar un par de anécdotas que me llevaron a reflexionar sobre mi forma de enfrentarme a la vida:

La puerta del museo

Buscando información sobre la ciudad, descubrí que existía un Museo letón de la fotografía. Planifiqué con detalle mi visita. El día previsto me planté frente a la vieja puerta de madera del museo. Estaba cerrada. Al parecer, el horario disponible en su web está equivocado.

Inesperadamente, al día siguiente dispuse de un poco de tiempo para volver al museo, esta vez sí, en horario de apertura. Me acompañó Pedro, un portugués que tuve el gusto de conocer durante mi estancia.  La decepción fue mayúscula cuando me encontré de nuevo con la puerta cerrada. Mientras buscaba una explicación, Pedro empujó la puerta que se abrió lentamente. Vimos el descansillo y unas escaleras que conducían a la siguiente planta, donde se encontraban las exposiciones. Pedro me preguntó si el día anterior había intentado abrirla. Ni se me pasó por la cabeza.

La puerta del aseo

Un día después, durante la cena de despedida, fui al servicio del restaurante donde nos encontrábamos. Dio la casualidad de que también viniese el portugués. La puerta del aseo daba a un espacio que solo disponía de lavabos. En la pared opuesta había otra puerta. Pedro la cruzó. Me quedé esperando a que terminase. Enseguida entró otra persona  que desapareció por la puerta donde yo suponía que estaba el único retrete.

Al abrirla descubrí que daba a una nueva habitación con varios urinarios. Pedro estaba aún en lo suyo. Le conté mi confusión y él, de viva voz, me dijo «Antonio, you have to start opening doors!» Solté una carcajada, pero de inmediato me di cuenta del calado de aquella frase. Pensé en cuántas experiencias había perdido por no atreverme a abrir la puerta.

El viaje fue interesante, no solo por los lugares y personas que conocí, ni por esta reflexión de todo a cien, sino porque terminó siendo una puerta abierta.