Poco a poco me estoy animando a participar en concursos fotográficos. Un par de veces me han dado satisfacciones, como el de La Chanca y el organizado por el Museo de Almería. Siempre que lo he hecho, han sido convocatorias modestas, de carácter local, porque sé que no tengo muchas posibilidades a otros niveles.
Con la foto que veis arriba participé -no hace mucho- en uno sobre lactancia materna que organizaba la Asociación andaluza de pediatras de atención primaria. No obtuvo ningún premio, lo que fue una decepción para mí, fundamentalmente porque no vi ninguna foto que fuese mucho mejor que la mía. La ganadora desde luego que no. Puede sonar pretencioso, pero es mi impresión. La idea que pretendía promover el concurso era la de normalizar el acto de la lactancia. Por eso tomé la foto en la calle, en un autobús, y no me limité a una foto de un pecho y un bebé en un lugar indeterminado. Pocas fotos tuvieron en cuenta esa normalización y menos aún lo hicieron con un mínimo de criterio visual.
La segunda decepción vino con una competición en Facebook que organiza Rubixephoto. El premio es únicamente el reconocimiento de este bloguero y la difusión que gracias a él puede obtenerse. Aquí no tendré ninguna pataleta y reconozco que todas las fotos finalistas (y muchas otras) eran mejores que la mía. También las hubo peores, y es aquí de donde nace mi malestar, porque la mayoría de ellas han obtenido más reconocimiento -más Me gusta– que la mía, que solo tuvo tres.
Sé que no es criterio adecuado, que resulta incluso infantil, pero no deja de molestarme. Es de mi concepto de justicia, lo mal que llevo perder, y seguramente, mi ego, lo que provocan estas decepciones fotográficas. Tendría que cambiar, pero -de verdad- no me apetece lo más mínimo.
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