Pensé que para qué me iba a llevar la cámara si iba ahí al lado. También que seguramente si no me la llevaba, aparecería una buena oportunidad de hacer una foto.
No me la cogí y, por supuesto, esa ocasión se presentó.
Pasé por la acera que da al lado del copiloto. El perro estaba perfectamente sentado en el asiento del conductor; me llamó la atención lo suficiente para que pocos pasos más adelante decidiese girar al tiempo que sacaba el teléfono. En ese instante el animal comenzó a aullar, levantando el hocico. Tiré varias fotos capturando el instante, pero el resultado no terminó de gustarme. En otras, como ésta, me miraba un tanto desafiante.
[La foto original tenía un procesado m3 de vscocam, que dejaba al perro un poco apagado -siendo la figura principal- así que tuve que añadirle el filtro de contraste de Instagram, que destacaba al can pero saturaba demasiado el resto de la imagen. Con Lightroom he lo resaltado pero respetado la versión original.]
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