Cuando me dieron la noticia de que tenía que ser miembro de un tribunal de oposiciones (de educación) sentí mucha, mucha rabia. No solo porque me hacía perder buena parte de las vacaciones de este año, sino porque llegaba en un momento bastante complicado de mi vida. La idea de corregir un examen tras otro, de escuchar durante horas a opositores repitiendo los mismos conceptos, no resultaba muy atractiva. Si esperas que diga ahora que mi opinión ha cambiado, te digo que no, que tras haberlo vivido, solo puedo reiterarme en lo increíblemente tedioso que resulta. Ni el sueldo extra lo compensa. Es algo que no querría volver a hacer nunca más. Sin embargo, sí puedo afirmar que se trata de un proceso interesante, por lo que me gustaría hacer algunas reflexiones en voz alta:
Aquellos que piensan que en los tribunales puede haber enchufes y otros tejemanejes a la hora de puntuar a los candidatos se equivocan. Los miembros del tribunal son cinco, que no tienen por qué conocerse, con distintos puntos de vista y que se leen todos y cada uno de los exámenes presentados. En el proceso de calificación, si hay notas muy dispares (3 o más puntos), se anulan la mayor y la menor, haciendo media las restantes. Esto hace muy complicado, por no decir imposible, que un miembro de tribunal favorezca deliberadamente a alguien. Por eso me molesta leer algunas opiniones en foros y redes en las que se desprecia la labor que hemos realizado.
Es cierto que el sistema es muy mejorable. Para empezar, yo establecería un acceso diferenciado para interinos. El peso de los méritos sigue siendo elevado (un tercio) de la nota y es fácil que sobrepasen a candidatos no interinos que tienen buenas notas. No es extraño encontrar comentarios de opositores que manifiestan su perplejidad por haber suspendido el examen escrito, siendo, en su opinión, un examen «de 10». Lo que nos lleva a algo que, pese a ser lógico, parece poco obvio para algunas personas: que hayas sido capaz de clavar un tema, solo habla de lo bien que memorizas y transcribes, pero no de lo apropiado que es el tema; o dicho de otra manera, si el tema que has transcrito es malo, da igual que lo hayas escrito entero. Mucha gente piensa que el temario que su academia les proporciona es perfecto. Error. En nuestro caso, uno de los temas que salió estaba relacionado con las nuevas tecnologías. El temario de la academia de turno (una de las mejores de la zona) seguía hablando de los franelogramas y no hablaba apenas de las tablets, de internet y la cantidad de aplicaciones que hay disponibles para educación. Tampoco mencionaba el rol de los docentes en este tipo de enseñanza-aprendizaje, ni mucho menos el cambio de filosofía que debería suponer (porque todos se limitan a seguir haciendo lo mismo usando otros medios). El opositor además se enfrenta al criterio del tribunal para corregir, que puede ser muy distinto al de otro. ¿Solución?: Temario oficial completo, exámenes tipo test, al menos en primera instancia.
Otro apartado espinoso es el que no permite que haya revisión de exámenes sin tener que entrar que acudir a la vía judicial. Aquí doy la razón a quienes se quejan, ya que me parece una vulneración de sus derechos. Solventarlo supondría alargar el proceso durante muchísimo tiempo o bien, reclutar (y pagar) a más docentes para que actuasen como miembros de tribunal. En ambos casos se trata de una cuestión de dinero, de ese que escasea.
En cuanto al proceso selectivo en sí, hemos tenido de todo: candidatos con un inglés fantástico y otros que no comprendo como han obtenido el título de magisterio. Personas con ideas interesantísimas que no saben estructurar ni presentar, o aquellos que se memorizan a la perfección un tema/programación pero no llegan a entenderlo. Quizás por eso me voy a permitir el lujo de dar unos consejos a los opositores.
Consejos para opositores al cuerpo de maestros
- Respeta la normativa y haz caso a lo que te diga tu tribunal. Mantén la calma y recuerda las instrucciones. No os podéis imaginar la cantidad de irregularidades que hemos detectado pese a haber insistido decenas de veces en un asunto concreto: Si la parte A tiene que ir antes que la parte B ¡no hagas al revés!
- La presentación no es fundamental, pero ayuda: Usa márgenes, sé limpio, intenta que tu letra sea legible. Es el examen más importante de tu vida.
- La mayoría de los temas de academia es imposible transcribirlos por completo en el tiempo dado, por tanto toca resumir. Céntrate en lo más importante, cita solo lo secundario. Para hacer esto bien es requisito fundamental comprender aquello sobre lo que estás escribiendo.
- Si entiendes el contenido no hace falta memorizar tanto. Eso se nota mucho, sobre todo en la prueba oral.
- En ambas pruebas (la escrita y la oral) intenta destacar sobre la uniformidad de los demás. Busca enfoques nuevos, maneras distintas de contarlo…
- En la prueba oral, colócate a medio camino entre el tribunal y la pizarra; no te acerques demasiado a ellos, ni te quedes arrinconado junto al encerado.
- Mira a los ojos de los que te escuchan con confianza, apoya tus palabras con gestos, aprende a utilizar el lenguaje corporal. Sonríe.
- La voz es uno de los elementos clave: evita a toda costa un discurso monótono, haz inflexiones, remarca las ideas claves. No corras demasiado, sobra tiempo.
- No abuses de las frases hechas y menos aún de las muletillas. Hemos tenido una opositora que repitió más de 300 veces «OK?«
- Si se te olvida algo y te das cuenta, intenta dejarlo aparcado sin que se note; si ya es tarde, asúmelo con naturalidad y con buen humor. El tribunal lo agradecerá.
- La pizarra es tu amiga. Úsala, aunque solo sea para hacer un indice que ayude a los examinadores a seguir tu explicación. Mejor esquemas y relaciones que mucho texto.
- No es necesario presentar mucho material didáctico. Queda muy bien pero no es lo fundamental. Busca mejor actividades variadas, novedosas, adecuadas al nivel de tu alumnado.
- Consejos aún más específicos: En Andalucía, menciona algo relacionado con su cultura; habla de la importancia de la lectura; prepara actividades reales y concretas de atención a la diversidad; que no se te olvide la interdisciplinariedad, cuando hables de la contextualizaciónde tu centro, no es suficiente con describirlo, sino establecer que implica eso en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Esto se aplica a todo: el marco legal, las características del alumnado, todos los elementos curriculares, etc. deben tener un porqué y unas consecuencias didáctico-pedagógicas. ¡Déjalas claras!
La parte positiva de todo esto es que, además de conocer la experiencia desde dentro, he podido conocer a gente muy interesante y propuestas didácticas novedosas. Algunos de los candidatos ejemplifican lo que debe ser un buen maestro y eso me hace albergar esperanza en el futuro.
Juanico Faroles
Magníficos consejos, sobre todo los que están referidos a explicar, en las exposiciones de la programación y la unidad, las razones de lo que se planea hacer, y a qué elementos y personas implica. Yo nunca he llegado a explicar esto bien.
Y me quedo con lo del temario oficial establecido, como en otros cuerpos profesionales, y las pruebas estándar.
Por cierto, si conocieras a alguien competente para prepararme por la especialidad de PT, tenlo en cuenta y avísame.