Ahí la tienen. Esa trasera casi desnuda, apenas con un par de ruedas y un visor, es la responsable de la polémica de la semana. La recién anunciada Leica M-D (typ 262) se vanagloria de ser un paso atrás hacia el futuro por carecer de pantalla y eso, siendo una cámara digital y costando en torno a los 6000 euros, ha enfurecido a muchos.
En mi opinión, el enfoque del debate es completamente erróneo: Todos sabemos que los precios de Leica son prohibitivos, incluso con pantalla. Es una de sus señas de identidad. Como bien dice Iker Morán, la marca alemana vende lujo, exclusividad y una experiencia fotográfica distinta y distintiva. En un mundo en el que casi cualquier cámara tiene unos componentes cuya calidad y posibilidades sobrepasan las necesidades de la mayoría de los usuarios, en las que las marcas comparten sensores y se copian estrategias, tiene todo el sentido buscar un elemento diferenciador, ya sea en la forma de manejar la cámara, la filosofía detrás de ella o las sensaciones que provoca. Leica, Fujifilm y Olympus lo saben.
Leica M-D, más allá del precio
Ni tú ni yo nos vamos a comprar nunca una cámara así, así que pensemos en lo que ofrece, en su concepto. Reducirlo todo a lo básico: Apertura, tiempo de exposición y sensibilidad a la luz. Sin otras distracciones, no queda más que centrarse en esos elementos y en la fotografía ¿no se trata de eso?
Muchos profesores de fotografía aún recomiendan el uso de cámaras analógicas para aprender a dominar estos tres pilares básicos sobre los que construir nuestra visión fotográfica. ¿No es evidente el potencial educativo de lo que propone la Leica M-D? Y al mismo tiempo, el maestro que controla a la perfección estos conceptos y únicamente se concentra en la búsqueda de la imagen ¿qué más necesita?
Además está el romanticismo de la incertidumbre, de la sorpresa del resultado que muchos experimentaríamos.
¿Quién necesita una Leica?
Por muy buena que sea la idea, lo injustificado del precio es un escollo que nos encontramos los que desearíamos contar con una cámara así: fiable, de gran calidad de imagen y controles básicos manuales o semiautomáticos pero con las ventajas de una digital (ahorro de tiempo y económico) y a un precio asequible.
Ante su ausencia e improbable aparición, se me ocurre que aquellos fabricantes más inquietos podrían implementar un modo, a través del firmware, en cámaras de tipo convencional que limitase su funcionalidad a lo básico, sin ayudas adicionales ni visualización posterior. No sería obviamente lo mismo, pero serviría de sucedáneo para contentar a los usuarios mientras esperamos una máquina que reúna las características arriba descritas. Lo que podría ser una Zenit 122 Digital ¿De verdad no existe una cámara así?
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