La costa granadina es la primera de las series fotográficas que voy a hacer durante todos los meses de este año.
Todos los años tengo un par de días en los que no trabajo por ser festividad local. Aprovecho estar libre de las responsabilidades habituales para escaparme y emplear unas pocas horas solo para mí.
Suelo improvisar mucho durante estas salidas. En mayo del 2017 lo único que tenía claro era que quería recorrer la costa granadina. Con la puesta en funcionamiento del tramo granadino de la A7/E15 la carretera nacional es mucho más agradable de transitar; con buen tiempo y buena música es un trayecto que merece cada céntimo gastado en combustible.
Primera parada: Melicena
Creo que fue la mole de hormigón [foto 3] que se vislumbra desde la carretera lo que me impulsó a detenerme en Melicena. Tengo especial predilección por estas estructuras, más aún cuando se han convertido en decadentes mausoleos de una España en crisis.
Lo que encontré fue la tranquilidad absoluta. Apenas vi gente. El pueblo -barriada más bien- puede recorrerse por completo en poco tiempo, aunque me lo tomé con tanta parsimonia que fue donde más me entretuve, por eso es la ubicación que más protagonismo tiene en la serie.
Siguiente parada:
La Mamola y Castell de Ferro
Posteriormente me detuve en La Mamola, donde había más distancia que recorrer pero todo me resultó más convencional. Continué hasta Castell de Ferro donde tomé la foto de las palmeras. De todos los lugares que visité fue el que menos ocupó mi tiempo, pero esa imagen -con sus pequeña historia apenas visible- me gustó bastante.
Última parada: Calahonda
Calahonda me encantó. Ya desde la carretera atrae esa lengua de tierra que se introduce en el mar. La casualidad hizo que aparcase cerca de la iglesia, una zona que tiene mucho interesante que fotografiar. Allí capté estas tres fotos que casi forman un tríptico.
Parte de su playa parece atrapada entre el mar y la montaña a sus espaldas. Sin duda el pueblo le debe mucho al turismo pero -al menos en esas fechas- conserva el encanto de ser un pueblo con vida propia. Quería cerrar la serie como la comencé, con texturas y colores. Apenas fueron unas horas, pero me sirvieron para conocer un poco una zona de la costa granadina que hasta entonces era únicamente un lugar de paso hacía las más populares Motril, Salobreña o Almuñécar.[Esta es la primera serie mensual temática de mi nuevo proyecto. Todos los meses durante un año iré publicando una nueva serie. Puedes recibir un aviso cuando las publique si te suscribes a instantes.net]
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