La Chanca deber ser el barrio más conocido de Almería gracias a la obra de Pérez Siquier y de Goytisolo. La miseria, la marginación siguen estando ahí, aunque se hayan añadido nuevas caras. Quizás por eso, muchos almerienses no se atrevan a entrar en esa parte de la ciudad. Como con El Puche, la fama que precede a estos barrios hace aflorar el temor de los vecinos de zonas aledañas a adentrarse en él.

Con anterioridad he explicado como, desde la asociación ‘La Chanca – Pescadería, a mucha honra‘, José Campoy intenta cambiar esa percepción mediante visitas guiadas por el barrio. Asistí a cuatro de ellas en 2014. La del puerto de Almería fue una de ellas. El resto las he agrupado en esta serie, que iremos descubriendo como si de un paseo se tratase.

Comenzamos accediendo a la plaza San Roque a través de estas escaleras.

Escalera hacía la plaza San Roque (La Chanca, Almería)

Avanzamos hasta el cruce en el que se encuentra el pabellón de deportes (la plaza conocida como la plaza Moscú) Hago mis primeras fotos de gente de la Chanca Pescadería:

Sentados en la escalera del pebellón de deportes de Pescadería
Contemplando las calles de La Chanca Pescadería

Conforme subimos, me fijo en el escenario de nuestro recorrido.

Fachada en La Chanca Pescadería con un extraño patrón
Edificio en La Chanca Pescadería
La casa sobre el terraplén

Seguimos ascendiendo hacía la Plaza del Anzuelo. Al lado hay un serie de bloques que me atraen mucho visualmente:

Bloques de viviendas antes de la entrada a la cueva de la Campsa

La gran mayoría de gente de La Chanca Pescadería que nos encontramos se muestra cercana y amigable:

Señora sentada en la calle
Una señora, muy fanática del Real Madrid, según nos contó.

La Plaza del Anzuelo está encastrada entre tajos verticales de la montaña.

Canasta de baloncesto en la Plaza del Anzuelo
Campo de fútbol en la Plaza del Anzuelo

Al otra lado del Cerro de las mellizas, pueden verse las canteras califales (otra de las visitas temáticas que pueden hacerse). Las cuevas han sido aprovechadas para guardar animales o enseres.

Un niño posa delante de una cueva en el cerro de las Mellizas

Desde el cerro puede verse la cara menos conocida de la Alcazaba de Almería:

Vista de la Alcazaba de Almería desde el Cerro de las mellizas

Volviendo al interior del barrio, vistamos el Cerrillo del hambre, donde se unen a nosotros unos cuantos niños que están deseosos de mostrarnos sus habilidades.

un niño en la escalera de accesso al mirador del Cerrillo del hambre
Niños haciendo flexiones en una barra
Niños en una calle del barrio La Chanca Pescadería

Termina nuestro camino con una foto grupal…

Un grupo de personas posa para una foto en las calles de La Chanca Pescadería

Y con un poco de autocrítica: Dejé de asistir a estas visitas guiadas cuando realicé todas las que se ofertaban. Es una experiencia muy interesante que ayuda a cambiar, en parte, los prejuicios que tenemos sobre estos barrios desfavorecidos. Sin embargo, estas rutas pueden verse a veces como recorridos turísticos -sobre todo cuando son tan masivos-, como un viaje a lo exótico en el que se crea una barrera invisible entre ellos y nosotros, los visitantes. ¿Cuántos fotógrafos, o personas en general, han vuelto a visitar La Chanca Pescadería solos, sin el abrigo del grupo y del guía? No es culpa de los organizadores, sino de cada uno de nosotros, que adoptamos una distancia de seguridad, tan amplia como los recelos que aún permanecen.

Por eso admiro lo que hizo Salvador Pérez Guantes, esa mirada abierta, sincera y alejada del clasismo que podemos ver en sus fotografías. A él va dedicada esta serie.

[Esta es la séptima serie mensual temática de mi nuevo proyecto. Todos los meses durante un año iré publicando una nueva serie. Puedes recibir un aviso cuando las publique si te suscribes a instantes.net]