Poco a poco, me fui desertificando. No es que no me quedase más remedio por vivir en Almería, sino que aprendí a apreciar la belleza de la aridez. Estas tierras ásperas y ocres se han vuelto, en mi caso, un espejo.
Apenas si me he adentrado en el desierto. La primera vez lo hice solo, sin saber muy bien dónde estaba y dónde iría:
No me aventuré mucho y pronto cambié de ubicación. Me encontré con los restos de un pasado esplendoroso.
Mi última incursión me descubrió nuevos lugares y sensaciones. No supe hacerle justicia con estas fotos. Volveré porque sé que el desierto me espera.
[Esta es la décima serie mensual temática de mi nuevo proyecto. Todos los meses durante un año iré publicando una nueva serie. Puedes recibir un aviso cuando las publique si te suscribes a instantes.net]
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